Existen regiones y lugares que por sus características de sequedad extrema, frío, alcalinidad, aislamiento de la intemperie o de los microorganismos, causan que un cadáver se momifique en lugar de corromperse y se degrade por completo, como sucede normalmente.
Las momias humanas naturales más antiguas son las egipcias de los periodos Naqada (5000-6000 años de antigüedad); en Europa la más antigua conocida es la de Ötzi, nombre que le dieron a los restos de un habitante de los Alpes italianos de la edad de Bronce (5300 años de antigüedad), y que fue descubierto por el montañista Helmut Simon en 1991; la causa de la conservación del cadáver fue la frialdad extrema y perpetua de la región donde el individuo falleció.
En el XV Congresso de la UISPP 2006 fue presentada la datación AMS de cuero cabelludo de una momia andina de la Quebrada de Chulin,[1] efectuada por el Instituto Politecnico de Zurigo: 6000 años-calibrados. A la hora de determinar la momia natural mas antigua, los dataciones de Zurigo hacen que la momia Chulina sea unos 750 años más antigua que la de Ötzi.
Las momias artificiales más antiguas del mundo son las de la Cultura Chinchorro, la cual se estableció en el sur del Perú y el Norte de Chile, encontrándose en la ciudad de Arica (Chile). Las momias están ubicadas en el Museo Arqueológico y Antropológico de San Miguel de Azapa, donde se puede observar una muestra del desarrollo del poblamiento en la región, donde se desarrolló la cultura Arica.
Hacia 5000 a. C. comenzaron a momificar artificialmente a sus difuntos, practica que perduró unos 3500 años. Las más antiguas son las momias «negras», estilo que se mantuvo casi dos milenios. Los cuerpos eran totamente desarticulados y posteriormente reensamblados mediante una estructura interna confeccionada con palos, cuerdas de totora y una pasta de ceniza para modelar el cuerpo. Después pintaban el cuerpo con una pasta negra de manganeso, de donde proviene su nombre.[2]
La noción de momia está asociada a la de un cadáver embalsamado o preparado con la intención de conservarlo el mayor tiempo posible, usualmente por razones religiosas. Los cadáveres muy rara vez se mantienen incorruptos, debido a que las condiciones para su conservación natural son fortuitas y escasas.
Algunas antiguas culturas han dado, en variadas ocasiones a lo largo de la historia, una gran importancia a la conservación de los cadáveres de sus difuntos como parte de sus ritos y costumbres funerarias. El Antiguo Egipto es el ejemplo más conocido de cultura que efectuaba la momificación ritual de sus muertos.
Las momias humanas naturales más antiguas son las egipcias de los periodos Naqada (5000-6000 años de antigüedad); en Europa la más antigua conocida es la de Ötzi, nombre que le dieron a los restos de un habitante de los Alpes italianos de la edad de Bronce (5300 años de antigüedad), y que fue descubierto por el montañista Helmut Simon en 1991; la causa de la conservación del cadáver fue la frialdad extrema y perpetua de la región donde el individuo falleció.
En el XV Congresso de la UISPP 2006 fue presentada la datación AMS de cuero cabelludo de una momia andina de la Quebrada de Chulin,[1] efectuada por el Instituto Politecnico de Zurigo: 6000 años-calibrados. A la hora de determinar la momia natural mas antigua, los dataciones de Zurigo hacen que la momia Chulina sea unos 750 años más antigua que la de Ötzi.
Las momias artificiales más antiguas del mundo son las de la Cultura Chinchorro, la cual se estableció en el sur del Perú y el Norte de Chile, encontrándose en la ciudad de Arica (Chile). Las momias están ubicadas en el Museo Arqueológico y Antropológico de San Miguel de Azapa, donde se puede observar una muestra del desarrollo del poblamiento en la región, donde se desarrolló la cultura Arica.
Hacia 5000 a. C. comenzaron a momificar artificialmente a sus difuntos, practica que perduró unos 3500 años. Las más antiguas son las momias «negras», estilo que se mantuvo casi dos milenios. Los cuerpos eran totamente desarticulados y posteriormente reensamblados mediante una estructura interna confeccionada con palos, cuerdas de totora y una pasta de ceniza para modelar el cuerpo. Después pintaban el cuerpo con una pasta negra de manganeso, de donde proviene su nombre.[2]
La noción de momia está asociada a la de un cadáver embalsamado o preparado con la intención de conservarlo el mayor tiempo posible, usualmente por razones religiosas. Los cadáveres muy rara vez se mantienen incorruptos, debido a que las condiciones para su conservación natural son fortuitas y escasas.
Algunas antiguas culturas han dado, en variadas ocasiones a lo largo de la historia, una gran importancia a la conservación de los cadáveres de sus difuntos como parte de sus ritos y costumbres funerarias. El Antiguo Egipto es el ejemplo más conocido de cultura que efectuaba la momificación ritual de sus muertos.
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